Su robusto cuerpo puede soportar una explosión de dinamita sin inmutarse, pero no tolera bien ni la humedad ni la lluvia.

Muda su caparazón una vez al año. En muchas granjas lo aprovechan, pues este se puede utilizar para fertilizar el suelo.

A medida que envejece, pierde la facultad de mudar la piel. Se han observado ejemplares de edad avanzada totalmente cubiertos de musgo.

Puede hacer estallar su cuerpo a voluntad. El impulso que esto genera le permite ascender a toda velocidad a la cima de las montañas.